Grabé este primer episodio del podcast sin tener ni idea de si sería a la vez el primero y el último, todavía con el susto inicial del confinamiento en el cuerpo. Puntualizo lo de inicial porque el susto de esto que nos está tocando pasar -bien lo sabéis, queridas- se va renovando de tanto en tanto, va tomando nuevas formas y atacándote por puntos flacos que no sabías ni que tenías. Pero justamente lo que necesitaba yo era no pensar en eso por un rato. Y para no pensar, para tirar palante, hice lo que siempre he hecho en mi vida: escuchar copla.
Y es que no es casualidad que fueran precisamente las personas más atravesás de opresiones las que más vivamente se identificaron con la copla: mujeres, clases populares, maricones, travestis…las voces de la copla nos cantan -casi se diría que nos gritan- con el desgarro de quienes no tienen más alternativa que la de tirar palante. Y como tirar palante sola siempre es más amargo pues decidí compartir mi alivio de penas con vosotras.
