La verdad es que traigo pocas sorpresas porque mi recomendación para este Sant Jordi es bien cañí. Aunque es uno de los nombres más citados cuando hablamos de copla, especialmente cuando revisitamos los sótanos más disruptivos del género (del musical y del otro), creo que nunca está de más volver a Miguel de Molina.
Justo el verano pasado estuve en el Festival de teatro clásico de Almagro y allí visité la exposición Arte y provocación: la copla como género escénico que en realidad es prácticamente la misma exposición sobre Miguel de Molina que ya venía dando vueltas por aquí y allá (recuerdo haberla visto en Madrid hace algunos años) con algunos añadidos copleros más genéricos que oye, ninguna queja, se agradecen. Si os podéis hacer con el catálogo de la exposición es de hecho muy interesante y bellísimo.
Especial ilusión me hizo verme cara a cara con las hechuras de Rocío Jurado en uno de los trajes que vistió en el malhadado musical Azabache producido en plena Expo92.

Así que nada, feliz Sant Jordi, queridas, y no dejéis de leer las memorias de Miguel que son canelita en rama.