Aunque hoy la vinculemos con los excesos a veces sonrojantes del amor romántico, la cursilería en su origen tenía más que ver con la clase social. Burguesía, distinción, cuestiones de género…¿quién decidía/decide qué es el «buen gusto»? La respuesta es un poco «los de siempre», no os voy a engañar. Distinción y prestigio social vanSigue leyendo «¡Ay, campaneras! #9 Qué cursi»